miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL SONIDO EN LA ARQUITECTURA

“La arquitectura no es sólo una forma, no es sólo luz, sonido o materiales, sino la integración ideal de todo” (Tadao Ando)
Para la mayoría de nosotros, el sonido es elemental en nuestras vidas. Él nos da toda clase de información cognoscitiva, información relacionada al proceso mental del conocimiento, razonamiento, memoria, juicio, percepción e información afectiva, información relacionada con la emoción, sentimientos y modo de ser.
Cuando percibimos un espacio, y las sensaciones que éste nos transmite, no siempre somos conscientes de que se trata de un proceso complejo en el que participan distintos sentidos, siendo el oído uno de los protagonistas. El sonido le permite al hombre adquirir información contextual o ambiental sobre el medio en el que se halla inmerso. Esa información abarca desde los componentes específicamente sonoros del ambiente acústico (la “sonósfera”, es decir el conjunto de sonidos u “objetos sonoros” característicos de un determinado contexto) hasta sus cualidades espaciales (si es un ambiente abierto, cerrado, grande o pequeño, amoblado o no).
La Acústica es todavía el gran ausente en el momento de proyectar edificaciones y espacios arquitectónicos. Aún tenemos la imagen de que la Acústica Arquitectónica se limita al diseño de teatros y auditorios o a los tratamientos contra el ruido. En la mayoría de los casos, la Acústica resulta ser un factor añadido a posteriori y nos conformamos con cumplir los requisitos básicos.
Pocas veces se la hace participar en la concepción (proyecto creativo) de un proyecto como un elemento mas del conjunto, incorporando así una “intención acústica” determinada en el diseño. El diseño acústico es necesario en cualquier espacio donde nos desarrollemos: “El carácter acústico existente en un espacio no ha de ser producto de la casualidad”.
Para los arquitectos existen dos grandes dificultades en este aspecto: en primer lugar, somos capaces de dibujar la forma, el espacio, la luz pero no podemos dibujar el sonido (la acústica no es visual, la energía acústica es invisible y a menudo pobremente representable en términos visuales) y en segundo lugar, tenemos asumido que las cualidades acústicas de un espacio sólo importan para una categoría especial de edificios acústicamente sensibles (Teatros, salas de concierto, auditorios, etc.).
“A pesar de las observaciones de maestros como Rasmussen, a pesar de las lecciones del mas sensible de todos los órganos humanos del sentido, el oído, a pesar de la continua melodía y cacofonía de los ruidos de la naturaleza y los hechos por el hombre que ahora nos rodean, los arquitectos tienen, en la gran mayoría de los casos, un oído sordo a los sonidos que ellos mismos producen cada día en sus edificios.”
La arquitectura suena, todo espacio arquitectónico tiene un sonido característico, que, en la mayoría de los casos, no es mas que el resultado de las formas y los acabado, sin que exista de por medio una intención acústica preconcebida. Lo dejamos al azahar, los espacios arquitectónicos suenan, pero no transmiten nada en especial.
La percepción sonora, es un modo inmediato de contacto con el usuario, una forma de percepción casi inconsciente. Por otro lado, la audición es el único sentido que nunca se "desconecta", nunca descansa.
Al parecer, muchos arquitectos no somos conscientes de la infinidad de posibilidades que nos ofrece trabajar acústicamente los espacios arquitectónicos. Hacemos uso de las formas, las dimensiones, las texturas, los colores, las luces, los materiales, etc., pero dejamos de lado al sonido. Con el Sonido también se pueden realizar creaciones arquitectónicas, se puede utilizar la acústica para transmitir un mensaje, una intención, para hacer sentir algo al usuario.

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